Y toda esta tierra será una desolación, el territorio no solo de Judá, sino también de las naciones circundantes, y un asombro, una fuente de asombro para todos los espectadores; y estas naciones, Judá y sus vecinos, servirán al rey de Babilonia setenta años, que, comenzando con el 606 a. C. fue la duración del período durante el cual la supremacía de Babilonia fue incuestionable. La exactitud con la que se expone cada detalle de la profecía no es más notable que el cumplimiento literal de la predicción del Señor.

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