Tu camino y tus obras te han procurado estas cosas; ella solo podía culparse a sí misma si el castigo la golpeaba con toda su fuerza; esta es tu maldad, fruto y consecuencia de su maldad, porque es amarga, en su efecto sobre los demás, así como sobre los mismos pecadores, porque llega a tu corazón, infligiendo heridas mortales. Tal es siempre el resultado del pecado: dulce y atractivo como parece al principio, hiere heridas mortales, como el pecador suele descubrir con gran pesar.

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