No han sido humillados, hasta el día de hoy, no han aprendido todavía a volverse al Señor con corazones contritos, ni han temido, ni han andado en Mi Ley ni en Mis estatutos que expuse delante de vosotros y de vuestros padres. Habían ignorado deliberadamente la norma y la regla que el Señor les había dado a seguir, y el Señor habla de ellos en parte en tercera persona para expresar el supremo disgusto que llenó Su corazón por su comportamiento.

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