y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traeré sobre ella; y ellos, los babilonios, se cansarán, estarán tan abrumados que les será imposible recobrar sus fuerzas. Hasta aquí están las palabras de Jeremías, el último capítulo tiene la naturaleza de un epílogo histórico agregado por algún otro escritor inspirado. Proclamar la Palabra de Dios a amigos y enemigos por igual, sin importar las consecuencias, es una característica del verdadero siervo del Señor.

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