Por tanto, no ores por este pueblo, ya que el Señor le prohibió expresamente al profeta que interceda por la nación reprobada, ni levantes clamor ni oración por ellos, ni me intercedas ante mí; porque no te escucharé. Por fuertes que sean las oraciones de los justos para contener la ira de Dios, llegará el momento en que serán inútiles, debido a la dureza del corazón de los hombres, lo que provoca el castigo del Señor.

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