Por los montes levantaré llanto y lamento, el profeta una vez más su lamento, y por las moradas del desierto, por los pastos de las estepas, un lamento porque están quemados, chamuscados por el calor excesivo del sol. , que no quede nadie para cuidarlos y regarlos, de modo que nadie pueda pasar por ellos y mucho menos habitarlos; ni los hombres pueden oír la voz del ganado, su mugido contento en los pastos deliciosos; tanto las aves de los cielos como las bestias han huido; se han ido, la tierra está abandonada por toda forma de vida. A esta queja, Jehová responde.

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