Me has concedido vida y favor, habiendo sido preservada su vida por la bondad divina, y tu visitación ha preservado mi espíritu; por la providencia de Dios se le perdonó la vida y se mantuvo el aliento en su cuerpo. ¿Todos estos actos milagrosos deberían ser en vano? Todos los creyentes deben apreciar la maravillosa bondad de Dios; porque a todos los hombres les da cuerpo y alma, ojos, oídos y todos sus miembros, su razón y todos sus sentidos, y aún los conserva.

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