Correrán de un lado a otro por la ciudad, sin ningún impedimento en su avance; correrán por el muro, subirán por las casas; entrarán por las ventanas como ladrones. Jerónimo escribe sobre este fenómeno: “Cuando las langostas llegan y llenan todo el espacio entre la tierra y el cielo, vuelan en perfecto orden, como si obedecieran a una orden divina, de modo que parecen los cuadrados de un pavimento.

Cada uno ocupa su propio lugar, sin apartarse de él ni siquiera en un dedo. Para estas langostas nada es impenetrable, campos, prados, árboles, ciudades, casas, hasta sus cámaras más secretas. "

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