Pero Jonás, en lugar de mostrar la debida obediencia al Señor, se levantó para huir a Tarsis, Tarteso en España, una de las ciudades más occidentales del mundo antiguo y siempre considerada como situada en el límite mismo del área habitada de la tierra, desde el presencia del Señor, desde delante del rostro del Señor, quien se pensaba que tenía Su morada en el Templo de Jerusalén, y bajó a Jope, el puerto de Jerusalén en el Mar Mediterráneo.

Y encontró un barco que se dirigía a Tarsis, porque había un vivo intercambio comercial con la metrópoli occidental, incluso en ese momento, debido a su comercio de metales y productos finos de la tierra; así que pagó el pasaje, tomó un pasaje y bajó por él para ir con ellos a Tarsis desde la presencia del Señor, negando así deliberadamente sus servicios a Jehová, el Rey de Israel, principalmente debido a la idea de predicar el arrepentimiento a le repugnaba una nación pagana, pues temía que el Señor pudiera mostrar misericordia a los gentiles.

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