Y Josué erigió doce piedras en medio del Jordán, donde pudieran verse cuando el agua estaba baja, en el lugar donde estaban los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y están allí hasta el día de hoy, hasta el momento en que se publicó este informe o se escribió este libro. Este segundo monumento fue erigido por Josué sin una dirección divina especial, pero sin embargo con un buen propósito, ya que sirvió para hacer comprender al pueblo el hecho de la protección y asistencia de Dios en la conquista de Canaán.

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