Sin embargo, Sísara huyó de pie a la tienda de Jael, la esposa de Heber, el ceneo, buscando refugio en el primer lugar que parecía prometerle seguridad; porque había paz entre Jabín, rey de Navaja, y la casa de Heber, el ceneo. Así, los poderosos enemigos fueron derrotados por el poder del Señor, porque es un asunto pequeño para Él liberar a su pueblo con un puñado de hombres de las manos del más poderoso tirano.

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