Y habitó debajo de la palmera de Débora, que recibió su nombre de ese hecho, entre Ramá y Betel, en el territorio de Benjamín, en el monte Efraín. Y los hijos de Israel se acercaron a ella para juicio. Deborah era una mujer de espíritu ardiente, como muestra la traducción exacta; ella era como una antorcha para Israel, encendiendo sus corazones lánguidos, una mujer capaz y enérgica, pero no fanática.

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