Es bueno que un hombre espere y espere en silencio la salvación del Señor, con la tranquila certeza de que Él enviará Su liberación a su debido tiempo. Es un logro maravilloso ser humildemente paciente y callado en todas las circunstancias, sin importar las tribulaciones que vengan, descansando siempre en la voluntad de Dios.

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