Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, en señal de la transferencia de su pecado al animal como su sustituto, como la víctima destinada a morir en lugar del adorador; y le será aceptado para hacer expiación por él, para que sus pecados sean cubiertos delante del rostro del Señor. Tenga en cuenta que aquí, como siempre, la aceptación de un sustituto es en sí mismo un acto de gracia y misericordia por parte del Señor.

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