He aquí, yo corromperé vuestra semilla, reprendiendo lo que había sido sembrado en los campos, reduciendo así también las cantidades que los sacerdotes recibían como diezmos, y esparciendo estiércol sobre vuestros rostros, como expresión de su extremo desprecio, hasta el estiércol de vuestro fiestas solemnes, la de los animales de sacrificio, que normalmente se tiraba fuera de la ciudad; y te llevarán consigo, tratándolos como si fueran estiércol, para ser arrojados en montones de vergüenza.

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