Y Efraín dijo, negándose a escuchar las amonestaciones del Señor por medio de Sus profetas: Sin embargo , me he hecho rico, tratando de disculpar sus caminos deshonestos, he encontrado sustancia, haciéndome próspero como resultado de una inteligencia dudosa; en todos mis trabajos no encontrarán en mí iniquidad que fuera pecado, o "todas mis ganancias no encontrarán en mí transgresión que sería pecado". Esta ceguera hacia su propia culpa y la culpabilidad de su pecado fue la gran desgracia de los israelitas, porque les impedía sentir pena por sus transgresiones.

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