No te regocijes, oh Israel, por el gozo, como otros pueblos, más bien, "para regocijo", como los paganos, con un gozo que, a la manera de los paganos, atribuían una abundante cosecha a los ídolos; porque te has prostituido de tu Dios, en la idolatría que el Señor había reprendido con tanta seriedad; Has amado una recompensa en cada campo de maíz, a saber, la recompensa del amante que Israel esperaba de los ídolos por el homenaje que les había mostrado, que esperaban obtener en la era en forma de abundante cosecha. En contra de esto, el Señor dice:

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