donde tú mueras, moriré yo, y allí seré sepultado. Ella no se desviará de su intención de unir su suerte a la de Noemí. No era el afecto de una hija por su madre natural ni el de una esposa por el marido de su elección, sino su amor por Noemí lo que había entrelazado sus corazones. Y la etapa más alta de la devoción que rindió a Noemí de por vida se alcanzó en la confesión de que había descubierto que el Dios de Israel era el Dios verdadero, hecho que implicaba la más alta unidad de espíritu.

Así me haga Jehová , Jehová, y también más, si algo más que la muerte nos separe a ti y a mí. Era un juramento que invitaba al castigo más severo de parte de Jehová si Rut demostraba ser inconstante en su afecto y devoción.

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