Dad al Señor la gloria debida a Su nombre, a la revelación de Su divina majestad y poder; adoren al Señor en la hermosura de la santidad, con vestiduras sagradas, como sacerdotes vestidos para el ministerio y la adoración de Jehová, listos para rendirle homenaje y exaltarlo. Y ahora David muestra cómo la Palabra de Dios, Su poderosa voz, produce tal sentimiento de homenaje y devoción en los corazones de los hombres.

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