Bendeciré al Señor en todo tiempo, en todo tiempo, siendo tan notable la alegría de David porque sus problemas en ese momento no habían terminado, ya que se vio obligado a esconderse en la cueva de Adullam, en el desierto de Judá; Su alabanza estará continuamente en mi boca, porque nunca hay una ocasión en la que la alabanza no sea apropiada en la boca del creyente.

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