Él planea el mal en su cama, usando incluso la noche para estas meditaciones de maldad; se pone en un camino, eligiendo deliberadamente un rumbo, que no es bueno; no aborrece el mal, la forma más fuerte de decir que se deleita en él. Tal es la oscuridad espiritual de los impíos. El salmista ahora, a modo de contraste, describe a Jehová y a los que creen en él.

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