Cuando tú con reprensiones corriges al hombre por iniquidad, enviando su castigo sobre el culpable, haces consumir su hermosura como una polilla; porque así como los vestidos desaparecen bajo el ataque de las polillas, así la hermosa apariencia del hombre se desvanece bajo el golpe del castigo divino. Seguramente todo hombre es vanidad, un mero aliento, que desaparece en un momento. Selah.

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