Señor, hazme conocer mi fin, dale la debida comprensión de la vanidad de esta vida terrena y de la rapidez con que es cortada, y la medida de mis días, lo que es, para que esta medida pronto se cumpla. ; para que sepa lo frágil que soy, un ser mortal en medio de cosas perecederas. Este pensamiento tiene la intención de enfatizar, no tanto la brevedad de la vida humana, sino su absoluta vanidad y, por lo tanto, la locura de preocuparse por los asuntos de este mundo con exclusión de la única cosa necesaria, el asimiento de Dios en la fe. y confianza.

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