Pero Dios redimirá mi alma del poder del sepulcro, redimiéndola de la mano o dominio del reino de la muerte; porque él me recibirá en la gloria de la vida eterna. Selah. Los creyentes del Antiguo Testamento, como los cristianos de hoy, creían en la resurrección del cuerpo y en la vida eterna con Dios. Por tanto, el salmista hace la aplicación alentadora.

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