Ahora consideren esto, ustedes que se olvidan de Dios, los que dependen de la justicia externa de las obras y olvidan la necesidad de la verdadera piedad del corazón, no sea que yo los haga pedazos, en un castigo de destrucción total, y no haya quien libere, porque cuando Dios comienza a golpear una vez, es imposible escapar. Y así se ofrece la conclusión:

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