Mi carne y mi corazón desfallecen, desfallecen, languidecen, menguan bajo los ataques de la miseria y la tribulación; pero Dios es la Fortaleza de: mi corazón, la Roca confiable de su fe, y mi Porción para siempre, la herencia que le dará al creyente satisfacción y disfrute eternos. El salmista, por tanto, en conclusión, ofrece un resumen de sus meditaciones.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad