Son corruptos, dados a la burla en su discurso, y hablan perversamente acerca de la opresión, en su impiedad hablan opresión, planean mantener la ventaja sobre los creyentes; burlándose de la idea de la confianza en Dios, oprimen a todos los que tienen esta confianza. Hablan con altivez, desde lo más alto de su orgullo, sin nada más que desprecio por los creyentes irremediablemente anticuados.

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