Dad al Señor la gloria debida a Su nombre, lo que la revelación de Su esencia en Sus obras y Palabra impone a los hombres como una obligación; traiga una ofrenda, una muestra del reconocimiento del corazón, y venga a Sus atrios, el lugar de adoración de Jehová, donde la congregación se reúne para recibir los medios de la gracia.

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