Sus profetas son personas ligeras y pérfidas, bribones jactanciosos e infieles; sus sacerdotes han contaminado el Santuario, profanando el Templo por descuidar los sacrificios prescritos o por su manera blasfema de ofrecerlos; han violado la Ley, simplemente dejando de lado los preceptos de Dios, cuyos guardianes se suponía que eran.

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