Y Tyrus sí se construyó una fortaleza, la ciudad propiamente dicha se encontraba en una isla rodeada por un doble malecón, que la hacía prácticamente inexpugnable en aquellos días, y amontonaba plata como el polvo y oro fino como el lodo de las calles, porque el comercio de Tiro la había hecho inmensamente rica.

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