Proverbios 6:1-19

1 Hijo mío, si diste fianza por tu prójimo y estrechaste la mano con un extraño,

2 te has enredado con tus palabras y has quedado atrapado con los dichos de tu boca.

3 Ahora pues, haz esto, hijo mío, para quedar libre ya que has caído en las manos de tu prójimo: Anda, humíllate, importuna a tu prójimo;

4 no des sueño a tus ojos ni dejes dormitar tus párpados.

5 Escapa como el venado de mano del cazador, como ave de mano del que tiende la red.

6 Ve a la hormiga, oh perezoso; observa sus caminos y sé sabio.

7 Ella no tiene jefe ni comisario ni gobernador;

8 pero prepara su comida en el verano, y guarda su sustento en el tiempo de la siega.

9 Perezoso: ¿Hasta cuándo has de estar acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10 Un poco de dormir, un poco de dormitar y un poco de cruzar las manos para reposar.

11 Así vendrá tu pobreza como un vagabundo, y tu escasez como un hombre armado.

12 El hombre depravado, el hombre inicuo, anda en la perversidad de boca,

13 guiña los ojos, hace señas con sus pies e indica con sus dedos.

14 Perversidades hay en su corazón; en todo tiempo anda pensando el mal, provocando discordia.

15 Por eso, su calamidad vendrá de repente; súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 Seis cosas aborrece el SEÑOR, y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente,

18 el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies que se apresuran a correr al mal,

19 el testigo falso que respira calumnias y el que provoca discordia entre los hermanos.

Evite la fianza y la pereza

Proverbios 6:1

Un joven, al ser suplicado por su amigo para que vaya por él, consiente, de una manera tranquila, para convertirse en su fiador. Promete ser responsable de la deuda del otro. A partir de ese momento parece un corzo capturado por un cazador o un pájaro atrapado por un cazador. Si alguien se ha enredado en una obligación de este tipo, se le exhorta a no escatimar esfuerzos, a no permanecer en falso orgullo, sino a acudir con toda urgencia al hombre por el que ha prometido su crédito, y ser liberado a toda costa. . Si podemos darnos el lujo de ser fiadores, podemos permitirnos prestar el dinero nosotros mismos. Si no podemos hacer lo primero, es débil y tonto hacer lo segundo.

Las hormigas pululan por los bosques y los campos y reprenden nuestra pereza y frugalidad. Trabajan día y noche, almacenando sus galerías con comida, construyendo montículos que, en relación con el tamaño de los constructores, son tres o cuatro veces más grandes que las pirámides. En la enfermedad se alimentan unos a otros; en invierno se alimentan de sus provisiones. ¡Aprende de la incesante industria de la naturaleza y haz algo digno antes de la puesta del sol!

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