Salmo 149:1-9

1 ¡Aleluya! Canten al SEÑOR un cántico nuevo; sea su alabanza en la congregación de los fieles.

2 Alégrese Israel en su Hacedor; gócense en su Rey los hijos de Sion.

3 Alaben su nombre con danzas; canten al son del pandero y de la lira.

4 Porque el SEÑOR se agrada de su pueblo, a los humildes adornará con salvación.

5 Los fieles se regocijarán con gloria; cantarán desde sus camas.

6 Exalten a Dios con su garganta, y con espada de dos filos en sus manos

7 para tomar venganza de las naciones y dar castigo a los pueblos,

8 para aprisionar a los reyes con grilletes y a sus nobles con cadenas de hierro,

9 para ejecutar en ellos la sentencia escrita. Él será esplendor para todos sus fieles. ¡Aleluya!

los cantos de alabanza del pueblo de Dios

Salmo 149:1 ; Salmo 150:1

Israel se formó en una nación y se liberó de Babilonia, para que sus cantantes dirigieran las alabanzas de la humanidad, y sus maestros proporcionen las metáforas y frases para la nutrición religiosa del mundo. "Este pueblo lo he hecho para mí", dijo el Altísimo, "para que muestren mi alabanza". ¿No es también nuestro deber cristiano estar gozosos en nuestro Rey? Nuestra vida religiosa no tiene suficiente éxtasis y alegría para atraer al mundo, que es bastante triste debajo de su alegría exterior.

Salmo 150:1

Un digno cierre del Salterio. Diez veces suena la llamada a la alabanza, y diez es el número de perfección. ¡Piense en las lágrimas y gemidos, los cuestionamientos y perplejidades, la fe débil y la aspiración decepcionada que han precedido! ¡Ahora todo acaba así! ¡Entonces la vida terminará! Nuestros Misereres serán olvidados en los estallidos de Jubilates . Los primeros tres libros del Salterio terminan con Amén y Amén, la firme expresión de fe. El cuarto libro con Amén, Aleluya, como si la fe comenzara a perderse en la feliz realización. Pero aquí, al final de todo, hay uno abundante y sin vacilaciones ¡Aleluya!

Para preguntas de revisión, consulte los comentarios del libro e-Sword.

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