Inmediatamente después de esta nueva llamada del profeta, tenemos el relato de su encuentro con Acaz. Rezin de Siria y Peka de Israel habían formado una confederación contra Judá, y un gran temor se apoderó del pueblo. El profeta le declara que el consejo de estos reyes no prevalecerá si él, es decir, Acaz, se calla y confía en Dios. Se ofrece una señal de Jehová, pero él se niega a pedirla. Esta negativa es un acto de incredulidad, que el profeta reprende, y luego declara que se dará la señal, a saber, que un niño nacerá de una virgen.

Esta señal tuvo una aplicación inmediata, pero es el comienzo de la profecía de Isaías de un pensamiento que crece a medida que avanza, hasta que se ve que tiene una intención mesiánica. Termina su mensaje a Acaz declarando que el juicio caerá sobre Judá, y procede a describir la invasión asiria, con sus terribles resultados para el pueblo.

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