En esta sección tenemos el relato de cómo el profeta deja su ministerio más público para dedicarse a un pequeño círculo de almas creyentes. Esta partida fue señalada por su escritura en una tablilla de la ominosa palabra, Maher-shulal-hash-baz, que significa "el despojo se apresura, la presa se apresura".

El profeta luego se dirige a sus hijos, los hijos espirituales que son testigos fieles y sus propios hijos. Jehová le declara que como el pueblo ha rechazado el método amable de su persuasión, ahora debe ser tratado con el método abrumador de juicio. En medio del alboroto, Jehová será santuario para los que confían en él, y roca de escándalo para los desobedientes. Al profeta se le instruye para vincular el testimonio y sellar la ley, y sus hijos deben ser señales y prodigios.

Luego se dirige a las instrucciones de este pequeño grupo de discípulos, primero describiendo la manera falsa de buscar espíritus familiares y magos, con resultados desastrosos, y luego entregándoles el mensaje de esperanza.

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