Finalmente, el profeta avanzó a un nivel aún más alto y se ocupó completamente de las cosas por venir. La gran palabra que presenta la sección es "después". Algunas de las cosas predichas ahora se han cumplido, otras aún están en el futuro.

Al mirar hacia el lejano Día de Jehová, Joel vio un período intermedio de un carácter completamente diferente. Esto lo describió, terminando su mensaje con una declaración sobre el Día del Señor, que era la verdadera carga de su espíritu. Del período intermedio declaró que su iniciación resultaría del derramamiento del Espíritu sobre toda carne. Se caracterizaría por profecías, sueños y visiones.

Las señales del fin de este período y la proximidad del Día del Señor serían "prodigios en los cielos y en la tierra". De los terrores del Día, los que invocaran el nombre del Señor serían librados.

Esta es una descripción perfecta de la era pentecostal en la que vivimos ahora, con una declaración de las señales que precederán a su fin y una declaración del camino de liberación de los terrores que seguirán inmediatamente.

Finalmente, el profeta vio a lo lejos el último Día de Jehová. La última visión del profeta es el cumplimiento completo del propósito divino en y a través del pueblo de Dios, en el cual Jehová morará en la ciudad de Siona, santa y llena de prosperidad.

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