El poema final es una apelación de dolor a Jehová. Hablando en nombre de toda la nación, el profeta pidió a Jehová que recordara. Describió la desolación real, hablando de la aflicción de todas las clases de personas: las mujeres, las doncellas, los príncipes, los ancianos, los jóvenes, los niños, y del dolor consiguientemente prevaleciente, reconociendo que todo esto era el resultado. del pecado.

Luego, en una última palabra breve pero contundente, oró a Jehová para que volviera a la gente hacia Él. Esto lo introdujo mediante una declaración de su confianza en la entronización perpetua de Jehová. Fue un grito que reconoció la última impotencia del hombre, es decir, su incapacidad incluso para arrepentirse. "Vuélvenos a ti, oh Señor, y seremos convertidos".

La última palabra de las Lamentaciones fue un lamento de la angustia existente en ese momento. "Pero tú nos has rechazado por completo; estás muy enojado contra nosotros".

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