Esta sección final es dramática y magnífica. El profeta convocó a Israel y a las montañas para que escucharan la controversia de Jehová con su pueblo. La palabra clave es "Jehová ... suplicará".

A partir de ese momento, el discurso adquiere una forma dramática. Presenta la controversia en la que participan Jehová, el profeta y el pueblo. Jehová lanza un llamamiento quejumbroso en el que pregunta a su pueblo qué ha hecho para cansarlo. En respuesta, la gente pregunta cómo pueden comparecer ante él, en vista de la denuncia que se les ha hecho en su apelación. El profeta responde a la pregunta y les dice lo que Jehová les pide.

Inmediatamente se oye la voz de Jehová clamando a la ciudad y describiendo sus objetivos, declarando que son la razón de Su visitación. Esto constituye una acusación terrible en su contra. Los pecados de la iniquidad de la ciudad están en la ciudad, en sus tesoros de iniquidad y en sus pesos y medidas falsas. Los ricos son ricos a causa de la opresión, y todos los duros y penosos juicios de Dios son el resultado de esta iniquidad.

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