Después de la acusación, el pueblo estalla en un lamento que tiene la naturaleza de una confesión, sumisión al juicio y la esperanza. El profeta responde al grito con un mensaje de esperanza, que, sin embargo, termina con la conciencia de la necesidad del juicio.

Después de esto, la gente ora pidiendo la guía de Jehová, y Jehová responde con la promesa de que los guiará como en la antigüedad. Entonces, el profeta en la fe repite la promesa de Jehová.

El último movimiento es una gran doxología final, pronunciada por todo el pueblo, que celebra la paciencia de Dios y la restauración segura de su pueblo. El mensaje de esperanza del profeta es una descripción exclamativa de un nuevo día, cuando se construirán los muros y los límites se establecerán mucho más allá de las limitaciones existentes, un día en el que la gente se reunirá de otros países y ciudades.

Así, el mensaje de Miqueas se centró en el tema de la autoridad. El profeta procesa y condena la autoridad de aquellos que se habían apartado de las verdaderas normas de gobierno, ya sean príncipes, profetas o sacerdotes; y predijo la venida del verdadero Gobernante, bajo quien todas las falsas confidencias serían destruidas y el verdadero orden restaurado.

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