Tenemos aquí el registro de lo que sin duda fue un mal cometido por dos tribus y media, de la falta de juicio de Moisés y, en consecuencia, de un grave error.

Rubén, Gad y la media tribu de Manasés miraron las tierras que recientemente habían sido despobladas por el conflicto y deseaban un asentamiento inmediato en ellas. El propósito claramente declarado de Jehová para su pueblo era que atravesaran el Jordán. La solicitud de estas dos tribus y media fue de naturaleza de compromiso.

No hay ningún relato de Moisés buscando la guía divina como lo había hecho constantemente. Su propio primer juicio fue en contra de acceder a la solicitud en este asunto. Señaló a las dos tribus y media que, en esencia, era del mismo espíritu que sus padres habían manifestado cuarenta años antes y que había resultado en la larga y fatigosa disciplina del desierto.

Sin embargo, persistieron en instar a su súplica, prometiendo que cruzarían el Jordán para ayudar en el conflicto allí. Moisés se rindió a ellos y permitió que se asentaran en ese lado del río. Los eventos posteriores revelan cuán equivocado fue el compromiso.

No se debe permitir que ningún deseo nuestro de una pronta y fácil realización de la paz interfiera con la voluntad declarada de Dios. Ninguna política de compromiso puede jamás justificar una modificación de un método divino hacia el cumplimiento del propósito divino.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad