Este es el último de los Cantos de las Subidas y respira el espíritu de descanso. Como en el anterior, el gozo de la comunión de las almas fieles era la carga, aquí está el sentimiento de paz y descanso que fluye de la comunión con Jehová. El ambiente de la canción es de descanso. El sol se ha hundido por el oeste. Se acabó la actividad del día. La tranquilidad invade la ciudad. Los peregrinos han encontrado la hora de la paz.

En el centro del pueblo está el templo. Allí los sacerdotes aún vigilan. Ellos “están de noche en la casa de Jehová”. El último pensamiento del peregrino es la bondad de Jehová, y la canción llama a los que vigilan el templo a bendecir Su nombre.

En la quietud vuelve la respuesta de los sacerdotes. Es una bendición para el adorador. Así, en el silencio de la noche, antes de que llegue el sueño, el adorador bendice a Jehová y es bendecido por Él. Es la comunión del descanso.

Por la fe, los peregrinos de hoy tienen acceso a esta confraternidad todas las noches. Hay un Vigilante en el Lugar Santísimo, que nunca duerme, y a través de Él nuestra adoración es perpetua. Su voz nos habla la palabra de bendición en respuesta a nuestra adoración. De hecho, esto es descanso.

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