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Un Salmo breve pero interesante, en el que los creyentes se llaman unos a otros al servicio y alabanza de Jehová.

Canción de grados.

Salmo 134:1

El Salmo comienza con un llamado a los siervos, quizás a los levitas, que ministraban día y noche en el templo, para bendecir al Señor; y termina con una especie de respuesta para todos los que participaron en este empleo. Pero como Jesús ha hecho a todo su pueblo reyes y sacerdotes para el Padre, se puede suponer que el llamamiento en estos días del evangelio está dirigido a todos. ¡Lector! considerémoslo desde este punto de vista, y que el Señor, que llama, nos conceda la gracia más gozosa para obedecer. Debo observar, que antes de la venida de Cristo, se observaba en el templo un servicio constante o velada sin interrupción: los levitas ministraban de día y de noche.

El fuego del altar y las lámparas ardían constantemente; ver Lev_6: 13; Lev_24: 2-4. En la Iglesia del evangelio, el Espíritu de juicio y el Espíritu de ardor; suple el lugar, Isaías 4:4 . ¡Lector! Que tú y yo nos encarguemos de que en todas partes y en todas las cosas, tanto de día como de noche, levantemos manos santas en alabanza y amor a nuestro Dios en Cristo. Y que cada uno de nosotros, personalmente para nosotros mismos y para todos con quienes tenemos que tratar, estemos atentos para que nuestro Dios bendiga a todos ya todos desde Sion.

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