En esta canción se revela la influencia de los problemas externos sobre la vida interior del cantante. A lo largo de ella se respira el espíritu de temor, no sea que el alma sea seducida de la actitud de lealtad incondicional a Dios. El peligro más evidentemente amenazante surge de las tentaciones de los impíos; y el salmista ora fervientemente para que Jehová lo proteja en palabras, pensamientos y acciones.

Sin decirlo con tantas palabras, la canción revela claramente el hecho de que el cantante ha estado profundamente tentado a desviarse hacia los caminos de los hombres impíos, a compartir su hospitalidad y así escapar de su hostilidad. Este peligro es más sutil que el de la oposición activa de estos hombres, y en esta angustia se vuelve a Dios. Esta es su seguridad.

Que él sea capaz de decir: "Mis ojos están hacia ti, oh Dios, el Señor", es una revelación del hecho de que su ancla todavía se mantiene firme, no solo contra el feroz ataque de los enemigos, sino también contra la insidiosa tentación de desviarse. del camino de la rectitud para escapar de la vengativa oposición de sus enemigos. Si el salmo anterior revela los peligros de los enemigos externos, no menos claro trata el peligro de los temores internos.

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