“Tampoco ha dejado sus fornicaciones desde los días de Egipto, porque en su juventud se acostaron con ella, y le magullaron los pezones de su virginidad, y derramaron sus fornicaciones sobre ella. Por eso la entregué en manos de sus amantes, en manos de los asirios, a quienes adoraba. Estos descubrieron su desnudez. Se llevaron a sus hijos y a sus hijas, y a ella la mataron a espada y se convirtió en un sinónimo entre las mujeres, porque ejecutaron juicios sobre ella ".

Desde los días de Egipto, Israel nunca había conocido un período de pura inocencia. Ella había sido pecadora e infiel a Dios en Egipto, fue pecadora e infiel en el desierto, continuó siendo pecadora e infiel a través del Libro de los Jueces, y continuó así hasta el final. Ella se había entregado constantemente a la idolatría y todos los males que la acompañaban, y por eso Yahvé le había permitido convertirse en el juguete de los asirios.

Éstos la trataban tan mal como los hombres tratan a las prostitutas inferiores. Le quitaron todo, su tierra, su gente, sus aldeas. Ella misma fue pasada a espada y se convirtió en el hazmerreír de las naciones a causa de lo que sufrió. De hecho, su nombre se convirtió en sinónimo.

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