"Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y escribió estas cosas, y sabemos que su testimonio es verdadero".

Estas palabras son el equivalente a la firma de un testigo. Un grupo de cristianos importantes confirman que el Evangelio fue escrito por el discípulo amado, que aún vivía y daba testimonio, y que tenían buenas razones para saber que era verdad. Esta verificación puede sugerir que otros escritos menos confiables habían comenzado a circular alrededor del cambio de siglo, por lo que la verificación ahora se había vuelto importante. Por eso, al terminar su libro, Juan pidió a sus compañeros ancianos que suscribieran su testimonio.

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