"Que se ciñan tus lomos y que se enciendan tus lámparas".

La parábola comienza con una descripción de lo que se requiere de los siervos del Señor. En términos modernos, diríamos que tienen que arremangarse y encender las luces para que puedan realizar sus tareas con todas sus fuerzas. Tienen que ser como los que se apresuran la semana anterior a sus exámenes, concentrando toda su atención y esfuerzo en ello.

'Tus lomos ceñidos'. Las túnicas largas que llevaban dificultaban el trabajo, por lo que hubo que recogerlas y meterlas en el cinturón. Tus lámparas encendidas. Sus lámparas, de las que eran responsables, tenían que ser rellenadas continuamente con aceite y sus mechas tendidas para que emitieran una llama brillante. En un hogar grande, esto podría ser una gran tarea en sí mismo.

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