Habiendo dado un criterio para detectar lo espurio, Pablo procede a discutir los dones. Hay diversidad en la manifestación pero ninguna en la fuente. El mismo Espíritu se manifiesta en múltiples dones, el mismo Señor en múltiples ministraciones, el mismo Dios en múltiples actividades. La unidad en la fuente va acompañada de una rica diversidad en los efectos. El don se imparte a cada uno; ninguno se pasa por alto, pero no se da para la autogratificación sino para el beneficio de la iglesia.

Es a un mismo Espíritu a quien se le debe la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento, la fe, los dones de sanidad, el poder para obrar milagros, la profecía, la discriminación de espíritus, las lenguas, la interpretación de lenguas. Todas son operaciones del mismo Espíritu, que imparte a cada uno su propia voluntad libre. Debe observarse la colocación del Espíritu, Señor, Dios; cf. 2 Corintios 13:14 ; 1 Corintios 12:8 debe compararse con 1 Corintios 12:28 ; Romanos 12:6 *, Efesios 4:11 .

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