Éxodo 5:22

Cuando Moisés vio la visión en Horeb, había pasado muchos más años en el mundo que Jacob en el momento de su visión en Betel; sabía mucho de lo que Jacob ignoraba, y había experimentado una especie de dolor que nunca lo había alcanzado. Había pasado por la dolorosa prueba de sentirse miembro de una raza completamente degradada, a la que había soñado con ayudar y no podía ayudar; en los mismos sufrimientos de los que no se le permitió compartir.

Tuvo una temprana insinuación interna de que podría unir y liberar a este pueblo. La insinuación había quedado en nada. Podría llamarse a sí mismo egipcio, madianita, etíope y hebreo.

I. Esta educación en una corte egipcia, en la familia de un sacerdote madianita, en un desierto etíope, fue justamente la que lo prepararía para comprender la vocación de un hebreo en el mundo; justamente el que lo haría apto para libertador y legislador de su pueblo.

Se requería que estuviera lejos de sus parientes y del país de toda asociación externa con el pacto de sus padres para que pudiera escuchar y comprender las palabras: "YO SOY EL QUE SOY"; para que pudiera recibir la certeza: "YO SOY te envié".

II. Moisés fue llamado a ser el libertador y fundador de una nación. O esa nación se apoyó en este Nombre Divino , o él y todo lo que ha surgido de él son burlas y mentiras desde el principio hasta el final. "El Señor Dios de los hebreos, el Dios de nuestra nación, el Dios de nuestra familia, ha establecido y sostiene el orden de la existencia humana y toda la naturaleza", esta es la verdad que Moisés aprendió en la zarza; el único que podría sacar a los judíos oa cualquier pueblo de la esclavitud a la libertad viril y la verdadera obediencia.

FD Maurice, Patriarcas y legisladores del Antiguo Testamento, p. 154.

Referencias: Éxodo 5:22 ; Éxodo 5:23 . Revista del clérigo, vol. viii., pág. 141; Congregacionalista, vol. vii., pág. 208. 5-11. (14) J. Monro Gibson, The Mosaic Era, pág. 31. Éxodo 6:1 .

Spurgeon, Sermons, vol. xxiv., núm. 1440. Éxodo 6:2 ; Éxodo 6:3 . Revista del clérigo, vol. x., pág. 93; Revista homilética, vol. viii., pág. 211. Éxodo 6:3 .

AM Fairbairn, La ciudad de Dios, p. 123; Parker, vol. ii., pág. 310. Éxodo 6:6 . Revista del clérigo, vol. xii., pág. 145.

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