Génesis 32:1

I. Fíjense primero en los ángeles mismos. (1) Su número es muy grande. (2) Son veloces como llamas de fuego. (3) También son fuertes: "Bendecid al Señor, vosotros sus ángeles que superan en fuerza". (4) Parecen ser todos jóvenes. (5) Evidentemente, están dotados de las correspondientes excelencias morales.

II. El ministerio de los ángeles tiene estas características. (1) Es un ministerio de tutela. (2) Es un ministerio de alegría. (3) Es un ministerio de animación. (4) Es un ministerio de consolación. (5) Es un ministerio de compañerismo y convoy de muerte a vida y de la tierra al cielo.

III. Todo el tema muestra de una manera muy sorprendente (1) la inmensa grandeza de la gloria de Cristo; (2) el valor y la grandeza de la salvación.

A. Raleigh, Lugares de descanso tranquilos, pág. 182.

Jacob llamó el nombre de ese lugar Mahanaim ( es decir, dos campamentos). Un campamento era el pequeño que contenía a sus mujeres y niños y su yo asustado e indefenso, y el otro era el grande allí arriba, o más bien en la presencia espiritual sombría pero más real a su alrededor como guardaespaldas, haciendo un muro inexpugnable entre él. y cada enemigo. Podemos sacar algunas lecciones claras de la historia.

I. Los ángeles de Dios se encuentran con nosotros en el polvoriento camino de la vida en común. "Jacob siguió su camino y los ángeles de Dios le salieron al encuentro".

II. Los ángeles de Dios se encuentran con nosotros puntualmente a la hora de la necesidad.

III. Los ángeles de Dios vienen en la forma que necesitamos. El deseo de Jacob era protección; por lo tanto, los ángeles aparecen en forma de guerreros y presentan ante el hombre indefenso otro campamento. Los dones de Dios para nosotros cambian su carácter; como contaban los rabinos que el maná saboreaba a cada hombre lo que más deseaba. En esa gran plenitud, cada uno de nosotros puede tener lo que necesita.

A. Maclaren, Cristo en el corazón, pág. 195.

Referencias: Génesis 32:1 . S. Baring-Gould, Preacher's Pocket, pág. 1. Génesis 32:1 ; Génesis 32:2 . Spurgeon, Sermons, vol. xxvi., No. 1544. Génesis 32:1 . Revista del clérigo, vol. v., pág. 101.

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