Zacarías 3:2

I. La primera parte de la oración es que Dios reviva Su obra. (1) La obra de Dios es el gran tema de estudio del hombre, aquello de lo que depende el hombre y aquello que condiciona toda la obra del hombre. (2) Dios espera el trabajo del hombre. Él inicia y, sin embargo, espera a causa del pecado, la pereza y la negligencia del hombre, la obra de Dios parece declinar y Dios parece retirarse. Es aquí donde se encuentra el lugar para el avivamiento.

(3) Qué fuerza hay en la expresión cuando llegamos a su simple significado: Haz que tu trabajo viva; pon poder en tu obra. Cuán a menudo ha parecido que la obra tiene de todo menos de vida. Llega la vida y todo cambia. Los hombres sienten que Dios está obrando. Hay un sentido de la gloria de Dios. Hay inquietud y, sin embargo, una paz profunda y una esperanza fuerte e invencible de que la verdad y Dios triunfarán.

(4) La oración es también para que Dios dé a conocer, que no solo obrará, sino que revelará, no solo impartirá energía, sino que dará esas visiones amplias y claras de la verdad que son el alimento de la energía y su guía.

II. Preguntemos qué peso, dirección y colorido le da a la oración la frase adjunta a ambas peticiones "en medio de los años". Es evidente que hay un argumento o alegato en las palabras. (1) ¿Existe un argumento en el pensamiento de que muchos años han pasado más allá del recuerdo, y que muchos años menos están por venir? (2) La mitad de los años parece sugerir la confusión y la oscuridad del tiempo.

(3) Las palabras hablan de calamidad y pérdida que caracterizan los años exteriormente, pero más que contrarrestadas por la prosperidad de la obra de Dios. (4) La fugacidad y evanescencia de los años se elevan ante nosotros en contraste con la permanencia inmutable y eterna de la vida divina. (5) La frase sugiere la monotonía en medio de todos los cambios de la vida. Romper esto y escapar al cambio real y la frescura es el esfuerzo siempre necesario. Un avivamiento de la obra de Dios logra esto para nosotros.

J. Leckie, Sermones predicados en Ibrox, pág. 258.

Referencias: Zacarías 3:2 . Spurgeon, Sermons, vol. xii., núm. 725; vol. xxv., nº 1474; JN Norton, Todos los domingos, pág. 129; JF Haynes, Christian World Pulpit, vol. xvii., pág. 294; Preacher's Monthly, vol. VIP. 304.

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