Hechos 27:24

I. Dios juzgó que San Pablo estaba preocupado por la vida de la tripulación del barco en el que navegaba, y les dio a estos hombres sus vidas como un regalo precioso. Aquí tenemos lo que podría llamarse la cabeza y los pies de la misma verdad: la cabeza, la estimación de Dios sobre el valor de la vida; la estimación del hombre de los pies del desprecio que merece todo aquel que, siendo fuerte, utiliza su fuerza para beneficiarse a sí mismo a expensas de su prójimo. El valor de la vida por un lado, y por el otro la mezquindad de la ganancia egoísta, que incluso la vida misma debe desecharse silenciosamente en comparación con la mezquindad de salvarla mediante el egoísmo.

II. Y en torno a esta gran verdad, como cerca y muro circundante, determinando dónde se practica, corre el fuerte recinto del mismo lugar y el mismo objeto común, unidad y comunión, a través de la convivencia, tipificada en la nave. ¡Y cuán cierto es esto! Nos guste o no, compartimos en gran medida la fortuna y la reputación del lugar en el que vivimos, incluso si contribuimos en gran medida a él con el bien y el mal, por más suelto que sea el vínculo del lugar.

Pero cuando toma la forma de barco, esa asociación cercana, que proviene de todos a bordo en el momento dependiendo unos de otros, y del bien del lugar en el que se encuentran, entonces, de hecho, de lo más alto a lo más bajo. Por discordante que sea la mezcla de personas, el bienestar del lugar es su bienestar, su reputación es su reputación, y se vuelve más cierto que nunca que las vidas de todos se pertenecen unos a otros, y es una mezquindad indecible para los fuertes. para aprovecharse de los débiles, o para que los débiles se esfuercen por sobrepasar a los fuertes o no dar un verdadero servicio a su manera.

En muchas sociedades, la seguridad real de todos depende tanto de que cada uno cumpla con su deber como en un barco. La regla de oro de la vida es que la debilidad es a la vez un reclamo para todos los que son más fuertes. El prisionero Paul, el hombre más débil allí, salvó a toda la tripulación.

E. Thring, Uppingham Sermons, vol. ii., pág. 140.

Referencias: Hechos 27:25 . Spurgeon, Sermons, vol. xxiii., No. 1335. Hechos 27:27 . AG Brown, Christian World Pulpit, vol. xxvii., pág. 339. Hechos 27:27 .

T. Gasquoine, Christian World Pulpit, vol. iv., pág. 35. Hechos 27:29 . J. Thain Davidson, Sure to Succeed, pág. 177; El púlpito del mundo cristiano, vol. iv., pág. 364. Hechos 27:30 ; Hechos 27:31 .

JM Neale, Occasional Sermons, pág. 44; Homilista, vol. iv., pág. 263. Hechos 27:38 . T. Gasquoine, Christian World Pulpit, vol. iv., pág. 52.

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